Me considero un tipo “currante”, perfeccionista en mi trabajo, y creo en el esfuerzo como el auténtico camino para lograr tus objetivos. Supongo que soy así por propio carácter y porque “no me queda otra” para funcionar y existir en mi profesión de actor.

Ya llevo treinta años como actor profesional, aunque ya de bien pequeño me gustaba esto de jugar a ser otro y recrear historias. Treinta años que me han pasado en un abrir y cerrar de ojos, en esta profesión a veces dulce y otras amarga; y si me preguntas por qué me dedico a esto solo te puedo decir que es por la satisfacción que me produce cuando trabajo. Cada día que actúo, como si fuese el primero, ¡me llevo mi buena dosis de adrenalina! 

A la vez, existe una sensación de plenitud y serenidad cuando esa experiencia también te hace crecer, no solo artísticamente, sino personalmente también. Todo ello te hace sentir bien, y quizás esos buenos momentos todavía ganan a los malos.