Los Buenos Actos Benéficos, o «Espérate sentao!»

Los Buenos Actos Benéficos, ó “Espérate sentao”

Una vez fui invitado a participar en un acto benéfico cuya recaudación iba a parar a la fundación de una clínica muy famosa y especializada de Barcelona.

Quiero que queden claros dos conceptos “invitado a participar” y “acto benéfico”.

Bueno, pues se trataba de un show cómico que iba a tener lugar  en un super hotel de Barcelona, y yo me iba a encargar del  número final haciendo de falso espontáneo que se envalentonaba subiendo al escenario para hacer gala de su particular sentido del humor con el monólogo “El Gran Basilisco”.

Todo bien hasta que me presentaron a la “relaciones públicas” cuya tarea encomendada era que se cumplieran los tiempos, supervisar y cubrir las necesidades que los actores que participábamos tuviéramos en todo momento….. en fin, velar porque todo lo relacionado con el show saliera bien, ya que los auténticos anfitriones de la gala benéfica estarían entre el público atendiendo a los invitados. Yo, sin embargo, hubiera calificado mejor a esa persona como “ANTI-relaciones públicas”. A parte de ser antipatiquísima y poco agraciada (pobreta) hizo caso omiso a mis preguntas: Donde puedo cambiarme?, donde me siento para que el público no se dé cuenta de que soy actor y matemos la sorpresa?, donde puedo dejar mi bolsa de la ropa para poder estar cómodo en la sala y salir al escenario tranquilo, no como si viniera del gimnasio?!!!, donde puedo coger un botellín pequeño de agua para refrescarme el gaznate antes de salir al escenario?…….Y por respuesta tuve un “…. Nada…” y me tuve que cambiar en el lavabo y dejar la bolsa debajo de la mesa de luces y sonido de los técnicos,  pagarme yo un café y un agua, y para postres pasó de mí a la hora de hacer la prueba de sonido. Para cuando se lo dije, me contestó que ya no había tiempo, y que no pasaba nada porque como yo era un “espontáneo”…. Un poco más y la ahogo en la… perdón…. “una” de las muchas piscinas del rascacielos de diseño destinado a albergar a gente.

Ahí debería haber escuchado como Dios manda a mi voz interior que no paraba de lanzar mensajes como: Qué coño hago yo aquí?, Pírate ya, no seas tonto!, Donde  se habrá metido el responsable del evento y médico de la famosa clínica, que me metió en esto, que lo tiro a las rocas donde rompen las olas, delante justo del hotelito!………… si señor, ahí debería haberme hecho caso por una vez en la vida! No es bueno ignorar la voz de tu instinto de supervivencia, él es el responsable de que todavía haya vida humana en la Tierra!……….. pero lo hice!, o mejor dicho “no lo hice!”, no le hice caso a mi instinto, y por responsabilidad y deber adquirido, por cumplidor, por profesional, o por imbécil integral…Vamos, por GILIPOLLAS!.. me quedé!. Y la sorpresa que el “falso espontáneo “ iba a dar con su intrusismo al final del show en el Salón América de ese megalodóntico hotel a orillas del Mediterráneo, se la llevó él mismo porque cuando a la susodicha “anti-relaciones públicas” se le metió en la mollera que el show estaba durando mucho, decidió cortar por lo sano y mandó despedirse a los actores al más puro estilo “Catapúm-chim-púm” y a la! A cascarla! A tomar por culo la bicicleta!, dejándome a mi (el falso espontáneo ) clavado en la silla y más colgado que un fuet de Vic. Me quedé MUERRRRRRTO!

Cuenta la leyenda que el espíritu de El Gran Basilisco todavía sigue sentado en el Salón América esperando a salir al escenario y sembrar de risas y caras de alegría el “triste hotelillo”, que a veces lo han oído murmurar  en algunas habitaciones con guapas huéspedes femeninas, repasando texto junto a la nevera del mini-bar,….. en el spa, el jacuzzi y las saunas femeninas, en la zona de discoteca!…… el pobre Basilio no entiende como no tuvo un sitio donde cambiarse, donde dejar su ropa, donde conseguir un poco de agua…. solo sigue allí, sentado.

Entendéis ahora, y tenéis claros los conceptos “invitado a participar” y “acto benéfico”?, porque yo no!. El negativo resultado que obtuve dista mucho de lo que esperas cuando aceptas participar con tu tiempo y buena voluntad en un evento que no te reporta nada material, solo la satisfacción de colaborar por una buena causa. Hacer algo que te han pedido, y no remunerado, bien se merece un poco de satisfacción, no?

Moraleja:  Por mucho “acto benéfico”, “mucha fundación” y mucha “clínica, muy famosa, de donde sea”…. Dime con qué “relaciones públicas” trabajas y te diré…………

 

P.D: menos mal que los amigos que vinieron a verme se colaron, porque la entrada valía 60 euros y solo incluía una consumición! P’habernos matao!

P.D 2: No obstante, si me encontrara otra oportunidad de participar en un acto cuyo objetivo fuera positivo, volvería a hacer lo mismo. Intentaría poner de mi parte.

Jaume